Verano, tiempo libre, descansar, relax... una vez terminados los exámenes, es lo único en lo que me apetece pensar.
En realidad, cuando iba de camino al último examen, el pasado viernes 9 de junio (para más inri, festivo por ser el día de la Región de Murcia) ya iba pensando en el día después. Parece que la mente se adelanta el reloj unas horas para llegar a ese estado de despresurización intelectual que supone saber que viene el verano, y que por unas semanas las torres de libros y apuntes entremezclados se van a quedar en la estantería, cogiendo polvo.
Con mayor o menor fortuna, los exámenes de junio se han acabado para mí. Y este fin de semana le he sacado brillo al mando de mi PS2 y a la tarjeta gráfica (ufff... impresionante el Half Life 2 Episode One), a las pelis que tenía "en cola", y a mis zapatillas de playa.
Mientras yo estudiaba, la Jefa se encargó de buscar un destino para las vacaciones. Y aunque la idea original era hacer un viajecito corto, de los que venimos haciendo los últimos veranos, parece que el viaje a Roma de este invierno nos ha templado los ánimos respecto a los viajes al extranjero. No porque lo pasáramos mal, en absoluto, pero los destinos a los que nos apetece viajar ahora son económicamente inviables (por no decir caros de cojones).
Así que este verano vamos a por algo que es nuevo para nostros: hemos reservado un apartamento en Benidorm para la quincena de vacaciones que nuestros amables jefes nos conceden. Sí, sí, el turismo de sol y playa, el de toda la vida, pero esta vez de nuestro bolsillo. Sin gorronear a los papis.
Benidorm es un destino particularmente curioso. El boom urbanístico que se está dando en la mayoría de los lugares de veraneo de la costa patria es un fenómeno que ya sucedió allí durante los años 60, favorecido por las autorizaciones para construir los edificios más altos que se puedan ver en una zona de playa española. En aquella época, Alemania ya miraba a las costas españolas durante los veranos. Por esa razón, está plagado de turistas europeos, muchos de ellos con aparatamentos en propiedad desde hace muchos años. Principalmente, alemanes e ingleses.
Muchos vascos también tienen residencia propia en Benidorm. De hecho, existen muchos bares y comercios con la tipografía típica vasca, con unas tapas de auténtico escándalo. No sé a qué se debe la abundancia de vascos en Benidorm, pero está claro que han tenido una gran influencia en su desarrollo. En menor medida, también se ven muchos chinos (por supuesto... donde hay negocio, hay chinos :-), indios, africanos varios, y otras procedencias que no son tan fáciles de distinguir. Pero vamos, oferta multicultural. Y todo a poco más de 100 km. de mi casa.
Los viajes del IMSERSO han dado a Benidorm una injusta fama de ser una playa para abuelos, como puede pasar con Peñíscola u Oropesa del Mar, pero no es así. Digamos que a los abuelos la experiencia les ha enseñado a elegir destinos de descanso. Además, estos viajes se suelen realizar durante el otoño y primavera, cuando el tiempo todavía acompaña para estar en la playa. Con ello, el municipio estira un poco la temporada estival, haciendo que el motor económico siga en marcha.
Pues dicho y hecho, el domingo estuvimos allí para cerrar el trato con el propietario. Tenemos alquilado un piso trece en una torre de 18 pisos, con una vista impresionante de la playa. Además, tiene una bonita piscina que me he comprometido a vigilar para que nadie se la lleve de su sitio. Supongo que tendré que tirarme bastantes horas dentro... qué pena ;-)
En resumen, que este verano no hay viajesito, pero vamos a pasar quince días en una de las playa más internacionales de España, recargando baterías, y disfrutando de la tranquilidad de espíritu que produce saber que el jefe no te está esperando a las ocho. Al menos en quince días...
Tags Technorati: vacaciones, apartamento, verano, Benidorm
En realidad, cuando iba de camino al último examen, el pasado viernes 9 de junio (para más inri, festivo por ser el día de la Región de Murcia) ya iba pensando en el día después. Parece que la mente se adelanta el reloj unas horas para llegar a ese estado de despresurización intelectual que supone saber que viene el verano, y que por unas semanas las torres de libros y apuntes entremezclados se van a quedar en la estantería, cogiendo polvo.
Con mayor o menor fortuna, los exámenes de junio se han acabado para mí. Y este fin de semana le he sacado brillo al mando de mi PS2 y a la tarjeta gráfica (ufff... impresionante el Half Life 2 Episode One), a las pelis que tenía "en cola", y a mis zapatillas de playa.
Mientras yo estudiaba, la Jefa se encargó de buscar un destino para las vacaciones. Y aunque la idea original era hacer un viajecito corto, de los que venimos haciendo los últimos veranos, parece que el viaje a Roma de este invierno nos ha templado los ánimos respecto a los viajes al extranjero. No porque lo pasáramos mal, en absoluto, pero los destinos a los que nos apetece viajar ahora son económicamente inviables (por no decir caros de cojones).
Así que este verano vamos a por algo que es nuevo para nostros: hemos reservado un apartamento en Benidorm para la quincena de vacaciones que nuestros amables jefes nos conceden. Sí, sí, el turismo de sol y playa, el de toda la vida, pero esta vez de nuestro bolsillo. Sin gorronear a los papis.
Benidorm es un destino particularmente curioso. El boom urbanístico que se está dando en la mayoría de los lugares de veraneo de la costa patria es un fenómeno que ya sucedió allí durante los años 60, favorecido por las autorizaciones para construir los edificios más altos que se puedan ver en una zona de playa española. En aquella época, Alemania ya miraba a las costas españolas durante los veranos. Por esa razón, está plagado de turistas europeos, muchos de ellos con aparatamentos en propiedad desde hace muchos años. Principalmente, alemanes e ingleses.
Muchos vascos también tienen residencia propia en Benidorm. De hecho, existen muchos bares y comercios con la tipografía típica vasca, con unas tapas de auténtico escándalo. No sé a qué se debe la abundancia de vascos en Benidorm, pero está claro que han tenido una gran influencia en su desarrollo. En menor medida, también se ven muchos chinos (por supuesto... donde hay negocio, hay chinos :-), indios, africanos varios, y otras procedencias que no son tan fáciles de distinguir. Pero vamos, oferta multicultural. Y todo a poco más de 100 km. de mi casa.
Los viajes del IMSERSO han dado a Benidorm una injusta fama de ser una playa para abuelos, como puede pasar con Peñíscola u Oropesa del Mar, pero no es así. Digamos que a los abuelos la experiencia les ha enseñado a elegir destinos de descanso. Además, estos viajes se suelen realizar durante el otoño y primavera, cuando el tiempo todavía acompaña para estar en la playa. Con ello, el municipio estira un poco la temporada estival, haciendo que el motor económico siga en marcha.
Pues dicho y hecho, el domingo estuvimos allí para cerrar el trato con el propietario. Tenemos alquilado un piso trece en una torre de 18 pisos, con una vista impresionante de la playa. Además, tiene una bonita piscina que me he comprometido a vigilar para que nadie se la lleve de su sitio. Supongo que tendré que tirarme bastantes horas dentro... qué pena ;-)
En resumen, que este verano no hay viajesito, pero vamos a pasar quince días en una de las playa más internacionales de España, recargando baterías, y disfrutando de la tranquilidad de espíritu que produce saber que el jefe no te está esperando a las ocho. Al menos en quince días...
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2 comentarios:
Tranquilidad? Ya iré yo para dar el coñazo y que habléis de tranquilidad :-)
Id preparando las gambas :D
Muy bonita la introducción...¿Cuál es mi cama? Jeje
Me alegro de que al final hayáis encontrado algo que os guste, espero poder haceros esa visita (aunque sea sin dormir; como tú dices...¡qué pena!)
Hermanooooooo!!!!!!! que me voy a Benidorrrrrrrrr!!!!!!!!! que siiiiiii!!!!!!
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