Una vez que se lanza la piedra, no se puede esconder la mano. Ya que me atreví a confesar en plaza pública que estaba probando la dieta Shangri-La, supongo que ahora procede poner al día al personal interesado sobre el progreso del asunto.
Como podéis suponer, el mero hecho de estar contándolo puede haceros pensar que no me ha ido mal. O que ha sido un fracaso estrepitoso y la voy a poner a caldo... pues lo cierto es que tengo la intención de comportarme "a la gallega" en este tema: no me ha ido nada mal, pero tampoco es la maravilla que prometía. Me explico:
Desde que empecé con la dieta (a partir de ahora SGL, nada de "dieta", porque no lo es), a primeros de Mayo, he perdido alrededor de
15 kilos. No puedo precisar, porque no recuerdo lo que pesaba al principio con exactitud. Lo que sé es que recientemente atravesé la barrera psicológica de los 100 kilazos hacia abajo. Esta mañana pesaba 98 Kg. La primera vez que pesé más de 100 kilos fue hace unos 7 años. Podéis creerme, he estado muy por encima de ese nivel desde entonces. Mido 1.82 ó 1.83 m, depende de las zapatillas que me ponga. Lo cierto es que ahora llevo una talla menos de pantalón, y a veces dos, según el fabricante. Solo por eso merecía la pena probar ;-)
He estado tomando 3 cucharadas de aceite de girasol al día desde entonces, respetando estrictamente un mínimo de una hora antes y después de la misma sin probar bocado, y bebiendo sólamente agua. A las dos semanas, empecé a notar que me saciaba antes. Y cuando empiezo a notar esa sensación, dejo de comer. Ya no tengo los temidos ataques de hambre (
cravings en inglés, hay una palabreja para casi todo) que te llevan a vaciar la nevera de forma compulsiva. Tampoco sufro la adicción al dulce (
sweet tooth, cuya traducción literal es "diente dulce") de la misma forma que antes. Ahora puedo mirar los dulces sin que se produzca el acto reflejo de llevármelos a la boca (cualquiera que sufra estos problemas con la comida comprenderá que diga que se trata de un acto reflejo, realizado de forma totalmente inconsciente).
Otro gran logro ha sido poder dejar las cenas orgiásticas a base de fiambre en cantidades descontroladas. Ahora suelo cenar fruta, caldo, o, a lo sumo, un yogur. Ciertamente, podría cenar más, pero ahora soy consciente de que
no me hace falta. El hambre que se tiene al llegar la hora de la cena se aplaca con una pequeña cantidad de comida sana. Al menos, más sana que el fiambre o
companaje, como se dice en la huerta murciana. Creo que todo este cambio en mi forma de comportarme respecto a la comida es atribuible a SGL.
¿Se puede decir entonces, que siguiendo SGL se pueden perder 15 kilos en tres meses? Hmmm... pues no. Porque no ha sido el único cambio en mi rutina. En realidad, a primeros de mayo, y coincidiendo con el inicio de SGL, empecé a probar a dejarme el coche en casa para ir a trabajar. Mi trabajo está a unos 2.5 kilómetros de mi casa, pero el camino es bastate penoso, tanto por la ausencia de sombras bajo las que ampararse por el camino, como por algunos de los ilustres barrios de Murcia que tengo que cruzar (véase Polígono de La Paz). Al principio iba andando y volvía en autobús, o al revés, pero llevo más de un mes haciendo ambos viajes a pata. Sudando mucho, eso sí, pero llega un momento que no resulta
tan cansado. ¡Además, tendríais que verme los gemelos!
Durante las vacaciones, como sabía que me movería menos, he intentado no abandonar la costumbre. Así que me he estado levantando temprano, y me iba a dar un paseo de unos 45 minutos, al mismo ritmo que cuando voy al trabajo (es decir, como si me esperasen). El aliciente en este caso es que puedes ir donde te dé la gana, puesto que la ruta no está predefinida, y conocer sitios por lo que seguramente no habrías pasado como turista de helado y cámara de fotos. Respecto a la comida, he intentado controlarme. Aún así, y a pesar del ejercicio extra, los excesos de las vacaciones (se come fuera muchas veces, y se come más de lo que se debe) han hecho que no haya perdido ni un gramo de peso durante las mismas.
En fin, no me quiero desviar del tema, que era hablar de SGL. ¿Funciona? Sí. Al menos, provoca un cambio de actitud respecto a la comida que probablemente ayude a muchas personas a pensar dos veces lo que se echan a la boca y darse cuenta de cuando no hay que seguir comiendo. En general, se mira a la comida y a la actividad de comer como un factor de salud y no de placer. Esto es algo en lo que las dietas y régimenes convencionales no aportan ninguna ayuda al aspirante a ex-gordo. Por fin alguien intenta echarnos una mano, y funciona.
¿Realmente se cumple todo lo que promete? Creo que no. Según Seth Roberts, autor de "The Shangri-La Diet", sólamente cumpliendo con las dosis de aceite o fructosa indicadas, se tiene menos hambre, se come menos y se adelgaza. Me temo que eso no es cierto. He leído en Internet muchas historias de gente a la que le ha ido realmente bien con SGL, pero la mayoría de ellas incluyen una dosis (auque sea pequeña, como la mía) de ejercicio. Mucho me temo que sin quemar más calorías, no hay magia. Me encantaría conocer la experiencia de alguien que esté poniendo en práctica SGL sin cambiar otros hábitos. Hasta entonces, no puedo poner la mano en el fuego por SGL. Pero agradecería saber que estoy equivocado.
Los que hemos tenido una obsesión más o menos constante con el tema del peso y hemos leído un poco sobre el tema, lo sabemos desde siempre, y no hay que ser ningún experto: comer menos (y sano), beber agua y hacer ejercicio
hace bajar de peso a cualquiera. Lo que pasa es que no lo queremos asumir. Nos tiramos la vida esperando esa receta mágica que hará que pierdas peso sin dejar de comer todo lo que te gusta. Nos creemos a esa gente que dice que se hincha a comer de todo y no engorda. Como dice el anuncio de esa nueva bebida de Té Verde, la gente guapa nunca reconoce que se cuida.
A los que opten por cuidarse un poco con el tema de la comida, les recomiendo encarecidamente la dieta Shangri-La. No les va a costar nada (bueno... el precio de unas botellas de aceite de girasol), y tampoco puede hacerles daño, así que no hay nada que perder, más que el apetito. Eso sí, que nadie venga luego a quejarse de que esto no funciona, esto es un timo, etc. O apretamos el culo y nos movemos un poco (UN POCO es algo más de lo que tenemos por costumbre), o es muy posible que sigamos perdiendo la batalla con la báscula.
"No te dije que sería fácil, Neo. Te dije que sería la verdad.” (Morfeo en Matrix).
Este foro es el del autor del libro de la dieta, para los que se manejen bien en inglés. A falta de una referencia en castellano, os sugiero que comentéis este post a los que podáis aportar algo. Por lo que he podido ver, mucha gente acude a este blog atraída por la dieta Shangri-La, así que vuestros comentarios probablemente no caigan en saco roto.
En futuros posts, si veo que se mantiene el interés, hablaré un poco de la tecnología a nuestro alcance para luchar contra los kilos... ¡a través de Internet!.